lunes, 16 de abril de 2018

ADIÓS A JOSEP ANTONI PÉREZ GINER



El pasado 14 de Abril fallecía Josep Antoni Pérez Giner, todo un referente para la historia del cine de nuestro país.  Me gustaría aquí citar algunas conversaciones que mantuve con Pérez Giner sobre el origen y la continuidad de Profilmes, y su forma de trabajar, y que vio la luz en el libro Carlos Aured, nostalgia y pasión.

“Fue una época maravillosa. Vendíamos en todo el mundo. Había películas que se vendían a 35 y hasta a 40 países. Eran películas de serie B, como la Hammer, a quien nosotros tratamos de imitar. Se hacían en inglés, sin tener ni idea del idioma la mayoría de los actores. Hacían un inglés macarrónico para tener los labiales para cuando los doblaran. Paul Naschy, por ejemplo, hablaba inglés lo mínimo: memorizaba los diálogos y después lo doblaban. Habían dobles versiones, por la censura y los desnudos”.





“El film que con más nostalgia recuerdo es el primero que hice cuando era director de producción, antes de Profilmes. La noche de Walpurgis. Funcionó muy bien. Recuerdo también las películas de Paul Naschy, que es un hombre más reconocido en el extranjero que en España. Las enciclopedias americanas le dedican más espacio que a Berlanga o a Bardem... A Amando de Ossorio...”.

“El sistema ha cambiado. La producción de este tipo de cintas, por lo menos aquí, se ha olvidado. Ahora todo son efectos digitales”.

“En esa época uno apostaba su dinero como productor y las cosas iban bien… porque después iban bien las películas. Hoy en día el productor es un señor que pide limosna. En esa época uno hacía la película y se la jugaba”.

“Ahora no hay tanta libertad para hacer este tipo de películas porque decide cómo ha de ser la película el señor que compra los derechos de televisión o el señor que da una subvención. En aquella época decidía el productor. Yo he oído como un productor decía: “Tengo cubierta la película gracias a tal televisión o a la subvención…”, y yo le he preguntado: “¿qué tal está?” (la película, claro), y me ha contestado: “no me importa, está cubierta”. Muy triste”.




“Profilmes era una empresa de Juan Palomeras. Rodaron El último sábado de Pedro Balañá (pariente del famoso empresario) en el 67 y ya incorporado Ricardo Muñoz Suay, como relaciones públicas y gerente. Después vino El hombre oculto de Alfonso Ungría, estrenada en 1971, pero rodada en el 1969. Ambas tuvieron escaso éxito”.

“Ricardo y yo nos conocíamos desde Madrid, donde aún residía en aquellos años. El infausto Palomeras también me conocía porque había intervenido como financiero en Simón Bolivar (1969) de Blasetti, producida por Pefsa (Rafael Mateos) donde yo ya trabajaba como director de producción”.





“Palomeras y Muñoz Suay me contratan entonces como director de producción de Ícaro, un guion de Azcona que iba a dirigir Jacinto Esteva. Les aconsejo no producirla, por razones que no vienen al caso, y, para aprovechar el contrato con Paco Rabal, se produce Cabezas cortadas (1970) de Glauber Rocha, un director-autor brasileño ‘mítico’ en aquellos años. La película quedó excelente, pero no resultó comercial porque Rocha no quería que Profilmes tuviera problemas con la censura (era un hombre honesto, el más honesto que he conocido). En realidad había rodado una biografía de Franco, interpretada por Rabal, camuflándolo como un dictador latinoamericano. El público y muchos críticos no entendieron la película y se aburrieron con ella”.

“Muñoz Suay me propone hacerme cargo de Profilmes como gerente y accionista minoritario (M.S. se reserva la Presidencia del consejo de administración) y Palomeras firma el acuerdo”.



“Yo ya había intervenido como director de producción en La noche de Walpurgis de Klimovsky, y producida por Alberto Platard, y le propongo a Muñoz Suay entrar en el género de terror y este se entusiasma y amplía la idea y quiere convertir a Profilmes en la Hammer española. Es decir, películas de bajo presupuesto y ventas internacionales para programas de doble sesión. Se habla con Paul Naschy y, entusiasmado, escribe el guion de nuestra primera cinta de género y presta su casa, en la Sierra de Madrid, para el rodaje. Luego se firmó un contrato ‘en exclusiva’ entre Profilmes y Paul Naschy que duró dos años, y que no se limitó a películas de terror”.

“El rodaje con Aured fue perfectamente y se le contrató dos años después para dirigir Los ojos azules de la muñeca rota. Desde el principio se pensó en él por haber sido anteriormente ayudante de Klimovsky y porque yo y Paul teníamos confianza ciega en él. Posteriormente, Lotus le hizo una propuesta tentadora y Profilmes no la superó”.




“Respecto a que se pasara al cine erótico fue algo necesario para él por las complicaciones económicas en que se vio envuelto con su familia”.
“Sobre el equipo técnico que manteníamos te diré que en las películas de terror hay que cuidar mucho al ‘efectista’ (en aquella época no existían los efectos ‘especiales’?) y al maquillador. En el presupuesto de aquellas películas figuraban los mejores maquilladores y los mejores efectistas del momento. La partida de estos cargos era ‘de primera’, aunque el film fuera ‘de tercera’. Gumer era excepcional, cojonudo, profesional y encantador como persona. De los maquilladores teníamos al gran Julián Ruiz. Las pelucas que confeccionaba su esposa, aún en activo, eran la leche. Todos los técnicos eran perfectos profesionales y sería injusto destacar a alguno”.

“Con el tiempo, Muñoz Suay y yo decidimos cambiar de género. El cine de terror en España iba a menos y las ventas internacionales (la gran parte de los beneficios salían del extranjero) habían bajado por la supresión de programas dobles, especialmente interesantes para nuestro tipo de productos. Hicimos tres películas: La vieja memoria de Jaime Camino (1977), Sonámbulos de Manuel Gutiérrez Aragón (1978) y Las rutas del Sur de Joseph Losey (1978). No fueron bien y Antoni Asensio me hizo una propuesta espléndida para ocuparme del cine del Grupo Z, que no podía rechazar y dejé Profilmes”.





“Un año después el grupo de Palomeras (MPI) tuvo problemas financieros debido a la caída del Banco de Navarra y la prisión de Palomeras. Profilmes resistió, con Muñoz Suay y Pérez Redondo, un año más, por el valor de los negativos, pero al final vendió todo el material a Sergio Lieman y dejó de existir”.

“Confidencialmente, te diré que tengo un proyecto que sería como mi ‘testamento cinematográfico’ sobre los mitos del terror a través de las películas de Profilmes. PERO NO TENGO CAPITALISTA, ‘POR AHORA’. Yo no tengo un euro. Quiero hacer un documental modesto, pero no pobre, y lo único que he conseguido hasta ahora, es la voluntad de Sergio Lieman de aportar los derechos de las películas. ESTAMOS VIVIENDO MALAS ÉPOCAS. Yo ya estoy en la prórroga y se me acaba el tiempo. Seguro que algún ‘listo’ hará una mierda. También llevo algún tiempo dándole vueltas a algo de ficción en el mismo plan nostálgico y de homenaje, pero tampoco encuentro financiación”.


En 2015 el productor recogió de la mano de Luis M. Rosales el Premio "Scifiworld Hall of Fame" en el festival Nocturna de Madrid.

“Afortunadamente en Madrid todavía queda mi ‘segundo de a bordo’, Modesto Pérez Redondo, que había trabajado conmigo anteriormente en Juguetes rotos de Summers (1966), y que hizo todas mis producciones de aquella época. Todavía está en activo y tiene una memoria excepcional para recordar más detalles que yo”.

Y con Modesto Pérez Redondo nos pusimos en contacto.   Pero esa es otra historia.

Miguel Ángel Plana