lunes, 19 de marzo de 2012

NARCISO IBÁÑEZ SERRADOR "CHICHO" EN EL HOMENAJE A LOS TESOROS VIVOS DE LA TELEVISIÓN


Los príncipes de España presidieron el homenaje a cientos de profesionales que han marcado un antes y un después en la pequeña pantalla española en su más de medio siglo de vida. La gala organizada por la Academia de la Televisión fue muy amena. Allí se reunieron profesionales como Lina Morgan, Laura Valenzuela, Íñigo, Hermida, Rosa María Calaf, Nieves Herrero, Lobatón, Amestoy, Ramón Sánchez Ocaña, Meneses o el inolvidable Chicho Ibáñez Serrador. Todos ellos protagonizan la serie "Tesoros vivos de la televisión", ofreciendo su testimonio más personal en este excepcional documento de entrevistas.


En 1966, Chicho rompió el concepto audiovisual de este país con sus Historias para no Dormir. En ellas, llegaba un universo nuevo. Por allí desfilaron, deslizándose en nuestras noches por la crujiente puerta entreabierta, Edgar Allan Poe y todos los grandes maestros de la literatura oscura. Incluido él bajo el pseudónimo de Luis Peñafiel.


Imposible olvidar sus saludos a la audiencia, sus reflexiones antes de cada capítulo, sus juegos con el humor negro, dando paso al tema. Imposible borrar la estampa de su padre, el gran Narciso Ibáñez Menta. Imposible olvidar obras maestras como ¡El mundo de El Extraño Caso del Señor Valdemar, Los Bulbos, El Refugio, El Asfalto, El Último Reloj, El Televisor…!



Después, saltó al cine con los dos únicos largometrajes de su carrera: La Residencia y la insuperable, la onírica, la terrible, ¿Quién puede matar a un niño? basada en relato de Juan José Plans.


Cuando a Narciso Ibáñez Serrador le encargaron en 1972 hacer un concurso para la televisión, éste estudió las distintas fórmulas de concursos y comenzó a incorporar detalles. De Argentina, concretamente del programa «Un, dos... Nescafé», importó la forma de contestar alternada, primero un miembro de la pareja y luego el otro. Introdujo la novedad de dedicar el programa cada semana a un tema diferente, que serviría de pretexto para los números musicales y los sketchs. Y, sobre todo, Chicho inventó algo que no se conocía hasta entonces: la parte negativa, unos señores que se encargaban de evitar que los concursantes ganaran dinero con su participación en el programa. Muchos consideran "Un, dos, tres..." como el mejor concurso de la historia de la televisión española.


El acto concluyó con un discurso del príncipe, en el que subrayó la necesidad de apostar por una televisión "de calidad, responsable, creativa, que entretenga e informe con rigor... El mejor trabajo siempre requiere, en todos los ámbitos, talento y corazón". En este contexto, ha argumentado que, además de mostrar la realidad y hacer soñar, la televisión "también puede educar".


http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/tesoros-vivos-television-homenaje-profesionales-television/1341940/

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